Leíste todos los artículos que escribí en este periódico, a excepción del último, el que salió publicado el día 6 de abril, se titulaba Amina, el buitre y los demás . No lo leíste, sencillamente porque ya no tenías fuerzas para hacerlo. Sin darnos cuenta te empezaste a apagar.

Pero ni tú, ni mi hermano, ni tu querida Chona (mamá) ni yo, nos dábamos por vencidos ante la dificultad del momento que se presentaba en forma del deterioro de tu salud. Hemos estado contigo en el hospital casi un mes y he sido testigo de tu fortaleza, valentía y un plantar cara a lo inevitable.

Estoy triste, tremendamente sumergida en un llanta incontenido y a veces no, y a la vez reconfortada con tus recuerdos.

Mi querido padre, Carmelo de Sande Velásquez, eres sencillamente excepcional. Un talante pacífico, una preparación formada a través del estudio y del trabajo, una bondad inspirada en profundas convicciones religiosas, un carácter serio pero cercano, lleno de humor hasta cuando la situación no lo merecía, te hicieron poseedor del imán que proporcionan las personas sencillas, y así se dio testimonio con los muchos que te acompañaron cuando nos dejaste.

He reído, como nadie a tu lado, y te he hecho reír como nadie lo hacía, he escuchado de ti las historias más interesantes y entretenidas del mundo, también hemos polemizado, pero sobre todo me hiciste sentirme siempre importante.

Cuando en el año 1969 decidiste ir a Soria a trabajar como letrado del IRYDA, y culminaste en la Comunidad Autónoma de Madrid y luego en la Audiencia Provincial de Madrid donde te jubilaste, y pienso en todo ello ahora, es cuando me doy cuenta del gran patrimonio que me has dejado. El sentido de la responsabilidad, de la importancia de la formación, del no darse nunca por vencida y sobre todo la creencia en mí misma. Aprendí tanto a tu lado que espero que nada de ello se escape de mi mente. No dejes que asís sea, recuérdame tus historias, las de tu vida, las del mundo del Derecho, porque nadie excepto tú las conoces. Recuerda que el campo que adoras brillará eternamente para ti. Recuerda que tus hijos y tu esposa necesitan tu protección desde arriba y recuerda que tus nietos, aunque ahora están muy tristes, requieren que te ilumines en forma de estrella en el universo. Cuando hacia él miremos, en las noches transparentes de tu querida Lomas de Giraldo haznos un guiño y entenderemos que vigilas nuestros pasos, y el día 6 de mayo, ya sabes qué significa ese día, estés más presente que nunca.

Por favor papá, no dejes de contarme historias, en mis sueños las recibiré y mis días serán más cálidos al haberte escuchado. Desde el Cielo protégenos y no permitas que la vida nos contamine, trasládanos siempre destellos de tu inmenso corazón y de tu excepcional personalidad. Gracias al Cielo por tenerte. Gracias al Cielo por disfrutarte. Gracias papá por estar conmigo siempre hasta el final, las dos manos unidas. No dejes de llamarme por favor... "jovencita", ni a mamá "Chona", ni a mi hermano "don Burru", ni a tus nietos "chocolate", "clarisina", "musleta" y "don Nicolás". Solo pronunciarlos es como si de tu voz salieran y me es necesario seguir recordándola.

Carmen de Sande Murillo