Gerry McCann, padre de la niña de cuatro años desaparecida hace ahora un año en el sur de Portugal, afirmó que tanto él como su esposa sienten que viven en un "purgatorio" al ignorar dónde estará su hija Madeleine. En un documental emitido por la cadena de televisión ITV1, su esposa, Kate, acusa a la policía portuguesa de haber filtrado detalles de la investigación en un intento de manchar su nombre.

Refiriéndose a su tratamiento de "arguidos" (sospechosos) por la policía lusa, el matrimonio dice haberse sentido en algunos momentos como "en una película de terror". Kate McCann insinúa incluso que la policía trató de ofrecerle un trato si admitía haber dado muerte accidentalmente a su hija y fingido luego un secuestro, y asegura que no aceptaría jamás semejante trato.

La madre confiesa que se había odiado a sí misma por no haber prestado en su momento mayor atención a lo que le dijo Madeleine la mañana antes de su desaparición en el sentido de que había estado llorando de noche ante la ausencia de sus padres. Por otro lado, expresa su creencia de que la niña continúa viva aunque en otro momento confiesa no descartar que le toque "seguir viviendo así otros cuarenta años".

Los McCann admiten en la entrevista que se vieron obligados efectivamente a abandonar el país dos días después de ser declarados sospechosos porque no se sentían ya seguros en Portugal. Kate McCann cuenta que, tras ser declarada "arguida", sintió una fuerte necesidad de proteger a sus gemelos, Sean y Amelie, "como una leona protege a sus cachorros". La pareja dice haber recibido algunas cartas llenas de odio y Gerry McCann lee una tarjeta de Navidad en la que se los calificaba de "bastardos" y se afirmaba que su hija había muerto por su "arrogancia de borrachos".