Hasta 1.111.111 de las antiguas pesetas se ha llegado a pagar en una subasta pública por representar al personaje bíblico de María Magdalena en las procesiones de Semana Santa de la localidad malagueña de Almogía, una curiosa tradición que se remonta a la década de los cuarenta.

Otros dos personajes, "el campanillero" y "el ángel", que suelen encarnar los niños, también alcanzan cuantiosas cifras en la puja, hasta 3.600 ó 4.200 euros.

Al aumentar la natalidad, "hay más puja", explicó a Efe el hermano mayor de una de las dos cofradías del pueblo, la del Santo Cristo de la Veracruz, conocida como "Los verdes", Juan José Mayorga.

El personaje de María Magdalena lo representa una joven de entre 15 y 18 años que porta un crucifijo en la mano que no dejar de mirar durante todo el recorrido -que dura unas tres horas-.

Esos son los "cargos" o puestos más codiciados en la procesión, lo que supone un importante desembolso monetario no sólo para los "pudientes", sino también para los trabajadores que ahorran gran parte de su sueldo y que, al igual que los primeros, toman precauciones para mantener sus aspiraciones en secreto hasta la subasta.

En los días de Semana Santa son habituales las especulaciones entre los vecinos sobre quién será María Magdalena.

Pero esto no queda ahí, ya que la subasta al mejor postor también alcanza a los cuatro puestos para coger los lazos negros que penden de las esquinas del trono del sepulcro en la procesión del Santo Entierro, como en los antiguos entierros.

Un año llegó a pagarse hasta 600 euros por el de más valor para los vecinos, el delantero derecho, y los cuatro portadores de lazo van vestidos escrupulosamente de luto.

Se subastan también capas de los niños y, por si fuera poco, en las reuniones de hermanos de las cofradías se nombra, de acuerdo con la costumbre, uno a uno a todos (1.050 componentes tiene una de las hermandades) y aportan su limosna, por lo que entre estos donativos y la puja la recaudación alcanza los cinco millones de pesetas.

La inclusión de María Magdalena, el campanillero -que agita uno de los enseres más antiguos de la hermandad, una campanilla de 1737 con la que anuncia la llegada de la procesión- y el ángel, procede de la antigua representación de la Pasión o Paso que eran unos autos sacramentales y del que únicamente se conserva esos vestigios.

La procesión la preside el mayordomo, que ejerce de jefe de procesión y ostenta un cetro que data de 1732, pero no se subasta, ya que se designa para el cometido a un veterano hermano.

Los cofrades quieren que se repitan las elevadas cantidades alcanzadas el pasado año, en el que, por ejemplo, María Magdalena se cotizó a 4.500 euros, el personaje "que más luce y más tirón tiene".

Entre las curiosidades que depara esta tradición, destaca el año en el que una familia repartió el papel de María Magdalena entre las dos hijas, una salió en la procesión del Jueves Santo y otra el viernes.

En algún caso un hermano que quería colaborar consiguió en la puja a María Magdalena y, al no tener nadie a quien "darle" el personaje para que lo representara, lo "devolvió" a la hermandad, que lo volvió a subastar consiguiendo doble rentabilidad.

El concejal de Cultura, José María Luque, explicó que esta tradición la mantiene también otra cofradía, la de Jesús Nazareno o "los morados", que alude al color que los distingue.