Su designación como miembro de una mesa electoral --"ocho veces desde que comenzó la democracia", asegura-- llevó en la mañana de ayer al extremeño Raimundo Iñigo Romero a presentar una alegación ante la junta electoral de zona, en Navalmoral de la Mata. "Para, si teniendo en cuenta mi situación, pudieran exculparme de desempeñar esta función", pide en su escrito este vecino de Aldeanueva de la Vera que regenta un comercio en su pueblo y una panadería en Cuacos de Yuste.

Y es que el viernes le volvieron a comunicar la mala nueva : el próximo 9 de marzo tendrá que ocupar la presidencia de una de las mesas electorales de su pueblo. Su hartazgo es tal que ya duda incluso de los métodos que se utilizan para designar a los miembros de las mesas de los colegios electorales. "Yo creo haber cumplido sobradamente ya con mis deberes constitucionales y electorales", se queja. Por ello, tras acudir en primera instancia al ayuntamiento, finalmente ha canalizado su alegación ante la junta electoral "para que estudie el caso".

Este ciudadano verato, que por más vueltas que le da no encuentra explicación a que le toque "tantas veces" desempeñar la misma función, basa la petición formulada ante la junta electoral en su profesión: industrial panadero. "Debo trabajar toda la noche, con maquinaria de alto riesgo", lo que le hace estar trabajando con los cinco sentidos, con el fin de evitar accidentes laborales, explica.

Si a todo esto añadimos que después de elaborar el pan tiene que repartirlo por las tiendas y varias fincas ubicadas en Las Vegas del Tiétar, "el riesgo de que pueda sufrir algún percance, si me quedo dos días seguidos sin dormir, es alto", añade, máxime teniendo en cuenta que dice tener algunos problemas para dormir relacionados con la apnea.

Por otra parte, considera que a la hora de elegir en el ayuntamiento a los miembros de las diferentes mesas "podrían tener en consideración que a mí ya me ha tocado muchas veces y que trabajo por la noche, por lo que descanso de día".

Pero no ha sido así y, si la junta electoral no lo remedia, el 9-M estará de nuevo a pie de urna. Continuaría así la racha iniciada hace ya años, habiéndose librado desde el año 2000 para acá en solo dos ocasiones. Ese año le eximió la junta electoral y en las últimas elecciones municipales no salió elegido.

En el otro lado de la balanza tiene en su haber un amplio bagaje de conocimiento sobre la función que tiene que desempeñar y un elevado número de anécdotas, entre las que se encuentra la vez que permitió bajo su responsabilidad, pese a que el apoderado de un partido se oponía, que votara un elector cuyos datos de identidad coincidían exactamente con los del censo electoral, "excepto el nombre, que en lugar de Emilio ponía Emilia".