De no ser el idioma un organismo vivo, todavía hoy estaríamos hablando como en las aventuras del capitán Diego Alatriste, y ciertamente sería un incordio tener que tratar al jefe de vuesa merced o expresar desconcierto con voces como "pardiez". Así, adaptándose al curso de los tiempos, la Real Academia Española (RAE), ese organismo que limpia, fija y da esplendor a la lengua y vela por su "unidad esencial" desde 1713, acaba de admitir los términos bluyín y yin como sinónimos de pantalones vaqueros en un adelanto de su Diccionario Panhispánico de Dudas.

Los académicos, que definen el tejano como "pantalón de tela recia, generalmente azul, usado originariamente por los vaqueros de Texas", aceptan como mal menor el empleo de las formas bluyín y yin --de uso muy extendido entre los hablantes de América Latina-- antes que los términos ingleses jean o blue jean. El nuevo diccionario ilustra esas voces de reciente introducción con fragmentos de obras literarias: "Apolinario se había colocado un magnífico chaquetón de cuero, que combinaba a la perfección con sus bluyines de buena calidad" (Jorge Edwards, Anfitrión).

EN PROCESO

El Diccionario Panhispánico de Dudas, cuyo adelanto ya puede ser consultado en la página web de la institución (www.rae.es), se encuentra todavía en proceso de elaboración, y no se prevé su publicación en formato libro antes de 2004. El colosal y ambicioso proyecto, que se está realizando con el mecenazgo de Telefónica, nació en noviembre de 1998, cuando la RAE inauguró en su web un espacio de consultas lingüísticas en el que los usuarios pueden despejar sus dudas sobre el uso del idioma (la Academia recibe una media de 150 preguntas diarias).

Tras la experiencia acumulada en estos tres años de consultas y con voluntad didáctica, el nuevo diccionario pretende "satisfacer" una demanda de la comunidad hispanohablante.

Además de bluyín, el diccionario admite la voz busca como abreviación de buscapersonas y para los hispanoblantes de América recomienda que se escriba la forma adaptada bíper.

EL HABLA POPULAR

Los académicos también han introducido en el manual alguna que otra colleja sobre voces que se enquistan en el idioma a fuerza de usarlas mal. Así, los ultracorrectos deberían, por favor, olvidarse de bacalado a la vizcaína. Tampoco se dice cocreta, sino croqueta, como nos enseñó Camilo José Cela en La colmena: "La señorita Pirula es una chica joven y con aire de ser muy fina y muy educadita, que aún no hace mucho más de un año decía denén, y leñe, y cocretas".

El Diccionario Panhispánico de Dudas, en cuya elaboración participan también el Instituto Cervantes y las 21 academias de habla hispana asociadas a la RAE, advierte, por cierto, que la gulimia es extraña enfermedad debida al impensable cruce de bulima ("gana desmedida de comer") con gula.