El escándalo de los abusos sexuales en Alemania ha alcanzado ya al Vaticano. Según el diario alemán Süddeutsche Zeitung , el papa Benedicto XVI aprobó el traslado de un cura con antecedentes de pederastia a su obispado en los años 80, cuando era arzobispo de Múnich y Freising. El sacerdote, que había sido expulsado del obispado de Essen por ese motivo, siguió cometiendo abusos en su nuevo destino e incluso llegó a ser condenado por ello a 18 meses de libertad vigilada en 1986. Pese a ello, el hombre aún ejerce la labor pastoral en Baviera.

Aunque la decisión tuvo que ser aprobada por el propio Ratzinger, el exvicario general de Múnich, Gerhard Gruber, de 81 años, asumía ayer toda la responsabilidad: "Siento en lo más profundo que esa decisión derivase en delitos contra jóvenes y me disculpo ante todos los que resultaran perjudicados", declaró. El cura pederasta, que según una declaración a la que ha tenido acceso el diario alemán obligó en su época en Essen a practicar sexo oral a un niño de 11 años, fue trasladado a Múnich para una terapia, pero en realidad pasó directamente a una iglesia. Algo que no habría sabido el entonces arzobispo Ratzinger.

"ESTUPEFACTO" El Papa escuchó ayer "estupefacto, atentamente interesado y profundamente conmovido" al presidente de la Conferencia Episcopal de Alemania, Robert Zollitsch, que le informó de la situación sobre los abusos sexuales a menores que se remontan a 40 años atrás. Zollitsch aseguró que "no habrá miramientos con nadie" y que la iglesia seguirá colaborando con los jueces.