Desde hace días se esperaban las palabras del Papa sobre las tensas relaciones entre la Iglesia y el Gobierno español. Juan Pablo II aprovechó ayer la reunión con un grupo de obispos españoles encabezados por el presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio María Rouco Varela, para apoyar las tesis del arzobispo de Madrid y acusar al Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero de "difundir una mentalidad inspirada en el laicismo, ideología que lleva gradualmente a la restricción de la libertad religiosa hasta promover un desprecio hacia lo religioso".

El Pontífice hizo estas manifestaciones en el discurso que dirigió a los prelados, que se encuentran en el Vaticano en visita ad limina, aquella que están obligados a realizar al Papa todos los obispos del mundo cada cinco años. Los obispos de Catalunya están citados para finales del próximo febrero. Durante estas visitas los prelados presentan un informe sobre la situación de sus diócesis y el Papa mantiene un encuentro personal con ellos que suele tener una duración de unos 15 minutos.

PERMISIVIDAD MORAL Juan Pablo II subrayó ayer ante el grupo presidido por el cardenal Rouco que España es un país de "profunda raigambre cristianas". "Esas vivas raíces cristianas no pueden arrancarse, sino que han de seguir nutriendo el crecimiento armónico de la sociedad. No se puede cercenar la libertad religiosa", proclamó de manera solemne en su discurso.

El Papa denunció que las nuevas generaciones de españoles crecen influidos por la "indeferencia religiosa y la ignorancia de la religión cristiana y expuestos a la tentación de una permisividad moral".

Ante esta situación, Juan Pablo II reclamó una educación en la fe para los jóvenes en las escuelas desde el comienzo del proceso educativo. "La formación integral de los más jóvenes no puede prescindir de la enseñanza religiosa en la escuela, cuando lo pidan los padres, con una valoración académica acorde con su importancia. Los poderes públicos tienen el deber de garantizar ese derecho de los padres", defendió.

También expresó su oposición al proyecto de ley de matrimonio entre homosexuales, a la ampliación de la ley del aborto y a nuevas normativas sobre bioética e investigación con embriones, que forman parte del programa del PSOE llegó al poder.

El titular de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, mostró su respeto hacia el Papa, pero alerto sobre las relaciones del Gobierno con la Iglesia, "dos esferas distintas en cualquier sociedad democrática" y que "el Gobierno hace su trabajo", subrayó.