El Papa Francisco proclamó ayer santos en Fátima a los dos hermanos pastorcillos, Jacinta y Franciso, que junto con su prima Luci, presenciaron las apariciones de la Virgen hace cien años. Francisco y Jacinta se convierten así en los primeros niños santos por obrar un milagro y no por ser considerados «mártires». Al inicio del acto, el obispo de Leiria-Fátima, Antonio Marto, pidió al Papa que inscriba a los hermanos en el libro de los santos. Durante la procesión que abrió la ceremonia, las reliquias de los dos hermanos que murieron con 9 y 10 años, se colocaron junto al altar con la imagen de la Virgen. Los relicarios con forma de ampolla de cristal contenían un mechón de pelo de Jacinta y un fragmento de hueso de la costilla de Francisco. La ciudad de Fátima estuvo ayer totalmente colapsada por los cientos de peregrinos que acudieron a ver al Papa.