La canciller alemana, Angela Merkel, obtuvo ayer unas primeras explicaciones del Papa a raíz de la rehabilitación del obispo británico Richard Williamson, uno de los prelados del movimiento integrista fundado por el arzobispo Marcel Lefebvre que ha demostrado ser un firme valedor de la tesis que niega la existencia del holocausto. Fue por teléfono y por expreso deseo de la canciller, y la conversación giró, obviamente, alrededor del incendio provocado por Williamson. En una nota conjunta, ambos se refirieron a la existencia de un coloquio "cordial y constructivo, marcado por la común y profunda adhesión sobre la importancia que el recuerdo del holocausto tiene que tener siempre en la humanidad".

Merkel había reclamado al Papa alemán que "clarificase" qué suponía rehabilitar al prelado que ha dado reiteradas muestras de un antisemitismo contumaz. El contenido de la conversación no ha trascendido, pero no es difícil imaginar que Benedicto XVI haya dado a la cancillera garantías de que la rehabilitación de Williamson no será firme hasta que se retracte públicamente de sus palabras, tal y como el Vaticano le ha exigido.