Los que se tomaron la molestia de madrugar para ver el primer viaje del papamóvil se retiraron decepcionados, y con la duda de si el conductor no habría corrido demasiado. "Ha sido visto y no visto" fue la frase más repetida. El despliegue policial fue tan abrumador --ante la falta de efectivos había cientos de aspirantes a mosso-- que en algunos sitios había más uniformados que civiles. La desilusión de los que vieron que el papamóvil iba rápido fue la misma que la de los que aguardaron el regreso del Papa a la catedral. Esperaban que bajara de su Mercedes en la plaza, que saludara. Pero el vehículo rodeó la fachada y dejó al Pontífice en la entrada: un servicio puerta a puerta que disgustó a más de uno.