El parche que evita los embarazos, el más popular de los nuevos anticonceptivos, empezó ayer a distribuirse en las farmacias. El parche, que la usuaria puede cambiar con facilidad, se lleva durante tres semanas al mes en el abdomen, las nalgas o la parte superior del cuerpo. Cada semana se coloca uno en un punto distinto. La última no se utiliza ninguno para permitir la menstruación.

El precio es de 14,5 euros (2.400 pesetas) para un mes (los tres parches). Su dispensación exige receta médica y, también como el resto de los anticonceptivos, no goza de financiación.

Evra, como ha sido bautizado por la compañía, se vendía en Estados Unidos desde octubre del 2002. El nuevo tratamiento anticonceptivo libera lentamente una vez que se aplica en la piel una mezcla de hormonas similar a la de la píldora (prestágeno norelgestromina en combinación con estrógeno ethinylestradiol).

Pero aunque el parche contiene la misma combinación de hormonas, su vía de penetración permite que la dosis utilizada sea inferior a la de las pastillas. La razón es que las hormonas llegan a la sangre directamente a través de la piel, mientras que en forma de pastilla deben pasar primero por el aparato digestivo.

Fuentes de Janssen Cilag, fabricante del tratamiento, calcularon que antes de fin de mes habrá llegado a todas las boticas españolas este parche revolucionario, cuya efectividad supera el 99%.

"Es igual de seguro que la píldora anticonceptiva, pero es una alternativa para las mujeres que a veces se olvidan de tomarla. Además no aparecen vómitos ni otros posibles efectos de la píldora", aseguró ayer un portavoz del laboratorio que lo produce.

No obstante, según los especialistas, el parche tiene riesgos cardiovasculares similares a la píldora. No se recomienda ni a fumadoras ni para quienes pesen más de 90 kilos. El parche, que también se presenta en envases con nueve unidades, tiene el tamaño de una moneda, es fino y de color beige y se aplica directamente.