Más 4.000 delegados de todas las razas y colores puestos en pie rubricaron con aplausos y alguna que otra lágrima el momento más emotivo de las cumbres del clima que recuerdan los más asiduos. Era el final de la visita más esperada y respondió de sobras a las expectativas. Frente a la cerrazón de la Administración de Bush, que se niega incluso a un mínimo diálogo sobre el cambio climático, su antecesor, Bill Clinton, respondió en Montreal con la idea que todos esperaban oír. "¿Quién puede negarse a mantener este debate?", se preguntó. Así de simple y así de claro.

Primero cargó contra lo que denominó "viejos esquemas". "Oigo a la gente decir lo mismo todo el tiempo. Es el 2006 y están diciendo lo mismo que hace 30 años, que las energías solar y eólica sólo son una pequeña parte de la solución. Y esto no es verdad", sentenció. Y para rebatirlo recordó que Japón ya genera la mitad de su suministro eléctrico a través de energía geotérmica.

La diferencia entre este tipo de energía y los combustibles fósiles, dijo, "es que cuanto más se usa más barata se hace. Cada vez que se dobla la capacidad de producción de energías renovables, el precio baja un 20%", explicó.