Periodista

El negocio de las pateras que van de Marruecos a Canarias aumenta en rentabilidad. Embarcaciones fabricadas expresamente, más ligeras de material y más veloces, sustituyen a las antiguas barcazas y aumentan los muertos y desaparecidos.

El Cabildo de Fuerteventura se queja con razón, mientras el Gobierno de Aznar niega la evidencia de que no hay suficiente vigilancia para pararlas y devolverlas a Marruecos; de que nadie asiste a los inmigrantes manejados por las mafias cuando caen al mar, o que los centros de acogida para ofrecer una primera asistencia sanitaria y devolverlos a su país brillan por su ausencia.

Es cierto que el Gobierno no tiene política de inmigración, pero es igual de cierto que existe una intencionalidad clara: promover que la inmigración se desarrolle al margen de la ley, lle- nándose la boca para proclamar un control mientras el Estado no utiliza los instrumentos de los que dispone para que así sea.