Defiendo la televisión con cortes. Una de las ventajas que tiene ver películas en casa es poder tomártelo con calma. Sentarte cómodamente, la cena preparada y dispuesta a pasar una agradable noche. Para esas veladas hogareñas prefiero las televisiones generalistas con sus pausas para los anuncios, como toda la vida. Esos momentos en que todo el mundo se levanta corriendo, lleva las bandejas a la cocina, pone platos, cubiertos y vasos en el fregadero, aprovecha para ir al baño y lavarse los dientes o se sale a la terraza para fumar si --cómo es mi caso-- existe el acuerdo de no fumar dentro de la casa. Así es cómo me gusta disfrutar de una noche de cine.

Ahora tenemos más opciones para elegir películas, pero me resultan molestos todos esos canales que no te dan un respiro. No puedes darle un par de caladas a un cigarro, llenar el vaso de agua, coger una cerveza fría, o hacer pis sin perderte una secuencia. La sed te acucia, la vejiga te incomoda o el bajo nivel de nicotina comienza a provocarte ansiedad. Pones las manos sobre los brazos del sillón elevando los hombros, en posición de salida, esperando el momento en que la acción se relaje. ¡Ahora! Sales corriendo. Tres caladas, bebes agua y, ya que estás, vas al baño. No has tardado mucho pero algo importante te has perdido. Preguntas, pero te mandan callar !Qué estrés!

No. Esa no es manera de ver películas en casa. Te lo venden como un gran avance, pero es un atraso. Prefiero los canales con sus pausas para la publicidad. Poder estirar las piernas, comentar e incluso ver los anuncios ¿Por qué no? Los hay muy buenos y no me molesta su existencia, al contrario, son brevísimas historias muy bien contadas por gente que derrocha creatividad.