Los bosques ibéricos necesitados de temperaturas suaves y pluviometría abundante, como los abetales, los hayedos y los pinares de pino albar y pino negro, acabarán parapetados en unos pocos rincones aislados o bien desaparecerán por completo si las temperaturas siguen progresando y la pluviometría se reduce, tal como auguran las principales proyecciones sobre el cambio climático. El proceso ya está en marcha, y bastarán de tres a cuatro grados para cambiar por completo el mapa forestal de España y Portugal.

Esto es lo que sostiene el Atlas sobre idoneidad topo-geográfica de leñosas, el primer análisis exhaustivo de la situación actual y las perspectivas de las principales especies forestales de la península Ibérica. El atlas, accesible en www.opengis.uab.cat/IdoneitatPI/index.html, lo han desarrollado investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y el Centro de Reserva Ecológica y Aplicaciones Forestales. "Si hace más calor, las especies más eurosiberianas se verán obligadas a progresar en altura, buscando cotas más elevadas y frescas, o bien a emigrar hacia el norte", resumen Miquel Ninyerola y Josep M. Serra, coordinadores del trabajo.

RESOLUCION MUY PRECISA Para la confección del atlas digital se han analizado primero cuáles son los requisitos propicios para diferentes especies --en función de la lluvia y la temperatura--; luego se han localizado en un mapa actual y, finalmente, se ha calculado qué territorios podrían ocupar las mismas especies con un aumento de la temperatura de cuatro grados y una reducción media de la lluvia de 100 litros por metro cuadrado. La resolución es extrema (200 metros por píxel).

El trabajo permite observar casos muy concretos. Los hayedos de los Ports de Tortosa, Montejo de la Sierra (Madrid), Sierra de la Demanda (Rioja) y Serra da Estrela (Portugal), así como los bosques de abetos del Montseny y la sierra de Guara (Huesca), se encuentran en el límite meridional de su distribución europea. Eso significa que más al sur ninguna de las dos especies puede crecer porque o bien hace demasiado calor o bien no llueve lo suficiente. Están en peligro. "Un empeoramiento de las condiciones les daría la puntilla", insiste Josep M. Serra.

Solo las poblaciones de hayas y abetos situadas en el Pirineo tendrían la posibilidad de colonizar territorios más elevados, posiblemente a costa de los prados de montaña. El 70% de las parcelas ocupadas actualmente por hayedos, según los datos del Inventario Forestal Nacional, tendrán dentro de 50 años unas condiciones climáticas que harán imposible la supervivencia de la especie. En el caso de los abetos, con un territorio mucho más reducido, el porcentaje es del 20%.

Finalmente, señalan que es posible que algunos bosques húmedos desarrollen una resistencia a climas más áridos y puedan adaptarse a los nuevos tiempos, dice Serra, pero es de ilusos pensar que esa será la tónica. Aunque lógicamente influirá también el tipo de gestión forestal y el impacto humano, añade Ninyerola, lo fundamental siempre serán las temperaturas y la disponibilidad de agua.