La salida a hombros de Miguel Angel Perera, ayer en Logroño, es un hito más en su gloriosa temporada, al cumplir de sobra la exigencia de desorejar a un toro por partida doble, como manda el reglamento de La Rioja, con dos apéndices de uno, y otro del anterior. Temporada de oro que ayer le concedió otro galardón. El diestro extremeño fue distinguido, por segundo año consecutivo, con el premio del Ayuntamiento de Salamanca a la mejor faena de la pasada feria taurina por la lidia el 15 de septiembre a Tartano y con el hierro de El Vellosino, al que cortó una oreja. Un galardón que recibieron El Cid (2006) y Morante de la Puebla (2005).

Volviendo a Logroño, el protagonista de la tarde fue el pacense. Y como consecuencia de Perera, los toros de Fuente Ymbro, que en manos del extremeño lucieron más. El Juli también estuvo a la altura y se llevó una oreja, sin ningún trofeo para El Cid.

Otro actor en la tarde, el presidente, sin embargo, jugó un papel nefasto denegándole el doble trofeo a Perera en su primero, y manteniendo en el ruedo un cuarto toro totalmente lisiado. Pero no merecen comentarios las desdichas frente a las hazañas del gran Perera, inmenso en su tarea, y de paso decisivo para que aflorara la buena condición de los toros.