El tiempo tal vez hace justicia, pero no devuelve la vida. Unos documentos judiciales que permanecieron traspapelados más de siete siglos y que hace seis años fueron descubiertos, por casualidad, en el Archivo Secreto del Vaticano, rehabilitan ahora, en el siglo XXI, a los Templarios, una orden religioso-militar --como muchas que existieron durante la Edad Media-- cuyos integrantes acabaron en la hoguera. En Europa habían instalado el primer sistema financiero internacional conocido. En Extremadura, donde estuvieron muy extendidos, tenían una sede en Jerez de los Caballeros.

Fueron condenados por herejes, por sodomía, por "besos obscenos" y otros delitos, pero ahora se afirma, con pruebas, que el Papa Clemente V nunca dio crédito a esas acusaciones, sino que cedió a las presiones del rey de Francia, Felipe IV, el Hermoso, que amenazaba con un cisma si la Iglesia no le quitaba de en medio a ricos y poderosos frailes-soldado. El monarca les debía 300.000 florines, pero ambicionaba sobre todo su ingente tesoro, que, con las arcas del Estado francés vacías, necesitaba para pagar la guerra de los Cien Años que libraba contra Inglaterra.

799 EJEMPLARES A 5.900 EUROS Las actas del proceso al que fueron sometidos los Templarios serán presentadas hoy en el Vaticano en un acto. La Santa Sede ha editado 799 ejemplares para venderlos a 5.900 euros cada uno. Se titulan Processus contra Templarios y están basados casi exclusivamente en el documento descubierto en el 2001: un pergamino de 70 centímetros de largo y 58 de ancho conocido como el Folio de Chinón , que debe su nombre al castillo francés donde, en el año 1308, se celebraron los procesos contra los Templarios. Entre los procesados se encontraba el Gran Maestro de la Orden, Jacques de Molay, el personaje que durante los siglos inspiró a decenas de novelistas.

En la web donde el Archivo Secreto Vaticano ha divulgado los alcances del hallazgo (http://asv.vatican.va/es/doc/1308.htm) se explica que el folio "contiene la absolución impartida por Clemente V al último Gran Maestro del Templo, fraile Jacques de Molay, y a los otros jefes de la Orden, después de que estos hicieran acto de penitencia y solicitaran el perdón de la Iglesia". El documento forma parte de "la primera fase del juicio contra los Templarios, cuando Clemente V todavía estaba convencido de poder garantizar la supervivencia de la orden religiosa".

Así, el Papa los absolvía de unos supuestos delitos que habían confesado bajo tortura de los inquisidores franceses; pero ya era demasiado tarde, y Felipe IV impuso al Papa la supresión de la Orden. Clemente V no la suprimió ni la condenó, pero la sometió a una especie de hibernación, sirviéndose de una singular interpretación del derecho eclesiástico por la que se emitió una sentencia no definitiva dictada por "la necesidad superior de evitar un grave peligro para la Iglesia". Desde ese momento, los Templarios no pudieron usar ni el nombre ni los signos distintivos de la Orden. La sentencia les obligaba a mostrar públicamente su arrepentimiento, pero Molay y otros se negaron y acabaron ardiendo en la hoguera. La leyenda cuenta que antes de subir al patíbulo Molay maldijo al Papa, al Rey y a la monarquía francesa "hasta la decimotercera generación". Clemente V murió al cabo de un mes, Felipe IV a los tres meses y la monarquía francesa se extinguió al cabo de 13 generaciones.

"Los motivos de la condena fueron políticos, no religiosos", ha dicho el historiador Franco Cardini, que hoy hablará en la presentación. "Los abogados del rey de Francia --añadió-- no necesitaban construir un coherente dispositivo acusatorio, bastaba con que fuese eficaz y creíble de cara a la opinión pública".

El día 13, los supervivientes de los Templarios se reunieron en París, para conmemorar el "martirio" de Molay y acaso para celebrar su rehabilitación. Se cuenta que en 1885, en una parroquia de Rennes-le-Ch teau, fue descubierto el tesoro de los Templarios; pero desapareció inmediatamente, se dice que en Escocia o Aragón. Se ignora si se trataba de dinero o de un patrimonio espiritual. La leyenda de los frailes guerrilleros sigue viva.