El escritor y periodista polaco Ryszard Kapuscinski, fallecido ayer en Varsovia a los 75 años tras una grave enfermedad de la que fue operado el sábado, y Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2003, era uno de los grandes maestros del periodismo moderno, adalid de la ética en la profesión y el autor polaco más traducido y publicado fuera del país.

Kapuscinski nació el 4 de marzo de 1932 en Pinsk y era licenciado en Historia. Con 17 años se inició dentro del periodismo en la revista Hoy y mañana , pero su profesionalidad se forjó en la agencia de noticias polaca PAP, para la que trabajó de reportero durante 30 años (1958-1981).

Durante ese tiempo fue testigo de infinidad de acontecimientos como los numerosos cambios políticos de países del Tercer Mundo, desde Angola hasta el antiguo Zaire (hoy República Democrática del Congo).

Asimismo, cubrió la llegada de la descolonización y la consiguiente independencia en el Tercer Mundo, además de hechos históricos como la caída del régimen democrático chileno o la revolución iraní. En su dilatada carrera presenció 27 revoluciones, vivió 12 frentes de guerra y fue condenado en cuatro ocasiones a ser fusilado.

Harto de la censura polaca, a partir de los 80 empezó a colaborar con periódicos y revistas internacionales, como The New York Times o Frankfurter Allgemeine Zeitung , a la vez que se introducía de lleno en el campo literario a través del gran reportaje.

El que fue elegido en 1999 mejor periodista polaco del siglo XX y distinguido con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2003 tiene una veintena de libros publicados. Se estrenó como autor con Bus po polsku (1962), pero el primero de importancia fue El emperador (1978, en castellano en 1989), sobre la caída del trono de Haile Selassie en Etiopía.

La mayoría de su obra es una combinación de la gran historia con la pequeña que afecta a cada individuo, un análisis fino y pormenorizado de hechos y reflexiones. En 2004 expuso una muestra fotográfica propia en el pabellón de Europa instalado en la Feria del Libro de Madrid titulada Africa en la mirada , una selección de cuatro décadas de viajes por el continente negro de Kapuscinski que reveló una faceta suya menos conocida.

Entre las primeras reacciones, la Fundación Príncipe de Asturias lamentó su muerte y lo definió como una referencia ética y moral. En el 2004 logró el Premio Bruno Kreisky para libros políticos de Austria.