El suceso que han vivido las familias que comían este domingo soleado en el restaurante del Mas Oller se parece mucho a la peor pesadilla de cualquier padre. El choque emocional que han recibido resulta difícil de imaginar: del júbilo de los pequeños que jugaban en el castillo hinchable se ha pasado a la insoportable escena de contemplar cómo los pequeños saltaban por los aires y se golpeaban irremediablemente contra el suelo de cemento.

La atracción se ha comportado como un globo que al pincharse sale disparado en la dirección opuesta en que expulsa el aire. Y lo ha hecho sacudiéndose violentamente a los siete niños que estaban sobre él. Entre los comensales había una familia de Caldes de Malavella, cuyos dos hijos estaban jugando en la atracción. El mayor, de 9 años, es uno de los que ha quedado más malherido por el percance.