Mientras la tercera marea negra rebasa la costa gallega y se adentra en el Cantábrico en dirección al golfo de Vizcaya, una cuarta amenaza se levanta a más de 200 kilómetros del litoral. En la zona del hundimiento del Prestige afloran diariamente 150 toneladas de fuel, 25 más de las que estimaba el Gobierno en un principio. Y es que son 18, y no 12 como se dijo hace unos días, las grietas que presenta el petrolero, según las últimas observaciones del batiscafo Nautile.

De las nuevas aberturas, cuatro corresponden a la popa y dos a la proa, a las que hay que sumar una emisión complementaria en el sistema de ventilación de la cámara de bombas. De las cinco grietas taponadas, sólo dos tienen garantías de aguantar. Las otras tres tendrán que ser revisadas ya que el sistema de obturación no parece el más adecuado. Además, algunas de las fugas son de difícil acceso por la propia estructura del barco, lo que dificulta gravemente la opción de taponarlas.

FLUIDO MENOS DENSO

El fluido que sale a la superficie es menos denso que el que ha llegado a Galicia y de color marrón por la acción de las corrientes, que malean el fuel a lo largo de los casi cuatro kilómetros de distancia que recorre desde el fondo marino hasta la superficie, según indica la doctora Karen Purnell, de la fundación AITOF, que asesora al Gobierno sobre hidrocarburos. Purnell cree que el fuel tiende a disgregarse, lo que dificulta su llegada a la costa.

La cuarta marea está formada por 4.000 toneladas de fuel repartidas en centenares de pequeñas manchas muy dispersas. La mayor concentración se encuentra a unas 20 millas al noroeste de la zona del hundimiento. Los primeros en dar la voz de alerta sobre esta nueva mancha han sido los mismos que alertaron de la anterior: los técnicos portugueses del Instituto Hidrográfico de Lisboa. El Gobierno todavía no tenía ayer constancia de esta situación, según indicó el consejero de Pesca, Emilio López Veiga.

Mientras tanto, el Gobierno informó ayer de la situación del bloque de manchas más cercanas a tierra, el único que reconoce oficialmente, y que se encuentra a 53 millas al norte del cabo Ortegal y a unas 50 millas del de Estaca de Bares. Se trata de diversas manchas de color marrón densas, de entre cinco y 20 metros de diámetro que viajan hacia el noreste por la acción del viento.

Las previsiones indican que la mancha seguirá hacia el golfo de Vizcaya. El tiempo cambiará el sábado y es posible que el fuel se acerque a las costas de Asturias, Cantabria y el País Vasco. El mal tiempo impidió ayer por tercer día que los barcos anticontaminación echaran por tierra esa previsión. No pueden retirar fuel ya que no son efectivos con olas de más de dos metros. Ni siquiera el Nautile pudo sumergirse.

Muxía recibió ayer nuevas oleadas de fuel, esta vez mucho más diluido que las espesas capas de hasta un metro de grosor llegadas la semana pasada. De buena mañana, media docena de voluntarios se afanaban en recolectar con paciencia los grumos llegados de noche.