La sonda norteamericana Mars Reconnaissance Orbiter (MRO ), que se encuentra en órbita alrededor de Marte desde el 2006, fue capaz de fotografiar a su colega Phoenix cuando se encontraba en plena maniobra de descenso hacia el planeta, una pirueta tecnológica que además permitió confirmar el buen funcionamiento del paracaídas y verificar el lugar de aterrizaje. La carambola, resultado de un concienzudo trabajo de sincronización, es espectacular si se tiene en cuenta la velocidad relativa de ambos ingenios y la distancia que los separaba, cercana a 800 kilómetros. La guinda la han puesto otros dos orbitadores, Mars Odissey , también de la NASA, y Mars Express , de la Agencia Espacial Europea (ESA), que trabajan estos días como antenas para que el aterrizador pueda comunicarse con el centro de control en la Tierra. Sin duda, un éxito en equipo.

Según informó ayer el Jet Propulsion Laboratory (JPL), el centro de la NASA encargado de la misión, la imagen del descenso --la primera que se obtiene de una nave acercándose a Marte-- fue captada a las 0.26 del lunes, hora española, gracias a la cámara de alta resolución Hirise de la MRO . Poco antes, la Phoenix había desplegado su paracaídas para aminorar la velocidad de caída.

La Phoenix se encuentra bien, reiteró ayer la NASA, y está dispuesta a empezar los trabajos, que se consagrarán a analizar la composición mineralógica del lugar de aterrizaje, tanto en superficie como en una profundidad de hasta un metro. Los científicos de la misión confían en que en el subsuelo haya hielo incrustado entre la tierra en forma de permafrost.