El presidente de Ucrania, Víctor Yúschenko, pidió ayer celebrar una nueva conferencia de países donantes para ayudar a su país a superar las secuelas de la catástrofe nuclear de Chernóbil, cuyo vigésimo aniversario se cumple el próximo miércoles.

"Las consecuencias de esa avería nuclear superan la capacidad de un sólo país de hacer frente a tanto gasto y perjuicio", afirmó Yúschenko al inaugurar una conferencia internacional sobre las lecciones del mayor accidente de la historia de la energía atómica.

Dos explosiones en el cuarto reactor de la planta de Chernóbil en la madrugada del 26 de abril de 1986 esparcieron hasta 200 toneladas de material fusible con una radiactividad equivalente a entre 100 y

500 bombas atómicas como la de Hiroshima, según diversos cálculos.

El accidente contaminó vastos territorios con unos cinco millones de habitantes en Ucrania, Bielorrusia y Rusia, donde según diversas fuentes en 20 años pudieron haber muerto como consecuencia directa o indirecta de la catástrofe entre 30.000 y 300.000 personas.

En Ucrania, más de 2.300 localidades sufrieron los efectos de la contaminación radiactiva, que obligó a evacuar del territorio afectado a 164.000 habitantes y a establecer una zona de exclusión en un radio de 30 kilómetros alrededor de la planta. Según el Gobierno, en Ucrania la radiactividad afectó en uno u otro grado a 2,6 millones de habitantes.

"Pasados veinte años, aún desconocemos la magnitud real de las secuelas de aquella tragedia", dijo Yúschenko, quien subrayó que las autoridades de la antigua Unión Soviética rodearon de secretismo la catástrofe y clasificaron los respectivos documentos, que sólo se empezaron a estudiar tras la desaparición del imperio soviético.

"Abogo por la celebración de una nueva conferencia de donantes para Chernóbil, con el fin de definir la estrategia común para superar las secuelas de la catástrofe", dijo Yúschenko.