TLtos jueces están enfadados, tan enfadados que han decidido ir a la huelga como la forma más contundente de decir ¡Basta! Quieren parar por primera vez en la historia porque ya están hartos de promesas y de buenas palabras. Dicen que no se puede continuar así, la situación es extrema y no hay medios. También demandan una definición de las responsabilidades de magistrados, secretarios y funcionarios. No puedo por menos que coincidir con ellos después de la que se ha formado con el caso Mari Luz . Tienen razón, pero en opinión del órgano de gobierno de los jueces deben aguantarse; al menos es eso lo que entiendo que se les dice al poner en duda su derecho a la huelga amenazándoles incluso con sanciones. Todos debemos tener derecho a plantarnos si nuestra exigencia está razonada y es razonable.

Los magistrados se juegan mucho en el envite y también nos jugamos mucho los ciudadanos. Se trata de tener una justicia justa y, para que así sea, tiene que encajar cada pieza en su sitio. Cuando las cosas se piden una y otra vez y no se dan respuestas, cuando la falta de medios y organización pone en peligro la capacidad para ejercer con seguridad el propio trabajo, es lógico poner pie en pared y decir hasta aquí hemos llegado.

Creo que es falso que los ciudadanos vayamos a ser las grandes víctimas de la huelga como dice el Consejo General del Poder Judicial. Que no quieran engañarnos. Los ciudadanos estamos ya desprotegidos por una administración de justicia lenta, atascada, obsoleta y desprovista de medios. No lo digo yo, lo han dicho jueces, secretarios, abogados, procuradores y funcionarios en multitud de ocasiones ¿De qué nos quiere proteger ahora el consejo del poder de los jueces?