Plasencia y sus comarcas" es una de esas frases exitosas que perdura. Rodeada de comarcas naturales de gran personalidad y atractivo, Plasencia se ha limitado a ofrecerse al visitante únicamente como destino urbano, cuando en su inmediata vecindad alberga reductos naturales originales y de gran belleza. Tan solo a cinco minutos del centro de Plasencia crían especies amenazadas como la cigüeña negra, el alimoche y el gato montés; y en un radio de diez kilómetros aparecen multitud de formaciones vegetales: encinar, alcornocal, quejigar, robledal y acebuchar.

Describir este espacio no es sencillo porque es una compleja mezcla de ambientes de variada orografía y múltiples orientaciones. Al norte de la ciudad está Valcorchero, finca pública muy apreciada por los placentinos. Es un soberbio y viejo alcornocal con algunas encinas, quejigos y acebuches; en su cara norte destacan las cornicabras. Subiendo la cuerda está la Sierra del Gordo, que roza los mil metros, cubierta en su mayor parte por un denso robledal. En su cara sur aparecen varios bosquetes de almez, que son los mejores de Extremadura. Ambas sierras acogen una rica fauna, incluyendo numerosas rapaces forestales entre las que sobresale el halcón abejero. En los frecuentes roquedos graníticos consiguen criar buitres leonados, alimoches y cigüeñas negras. Más al norte se extiende el Valle del Ambroz. A unos minutos está Oliva de Plasencia, cuyas bonitas dehesas son querenciosas para las grullas invernantes.

El río Jerte baja recto desde El Valle, entre cientos de chalets, para abastecer un embalse que inundó valiosos sotos y un tramo urbano. Dentro de la ciudad aún persisten retazos de vida, como el dormidero de garcillas bueyeras del Jerte y las colonias de cigüeña blanca y cernícalo primilla; para estos, la iglesia de San Vicente Ferrer, gracias a sus nidales artificiales, es la mayor colonia cacereña en un solo edificio.

Mirando a levante queda la Sierra de San Bernabé donde destacan dos gigantescos castaños de 12 metros de perímetro y los Riscos de Villavieja, punto de mayor interés para las aves, rupestres y forestales, en el Valle del Jerte. Esta zona mantiene la mayor densidad de pico menor de Extremadura. La Sierra de Santa Bárbara presenta masas de robles, quejigos y alcornoques invadidos por construcciones desordenadas. En el límite con La Vera está la Sierra del Camocho, término de Malpartida de Plasencia, con un curioso bosque de acebuche, roble y alcornoque único en la región. Hacia el Tiétar se extienden robledales de llanura y dehesas de encina que alcanzan Monfragüe. Sólo rompen la monotonía algunas charcas y los llanos desarbolados del sur de Malpartida, donde a veces es posible ver avutarda, sisón y curruca tomillera. La zona es pródiga en rapaces, sobre todo buitres y milanos y con suerte águila imperial y elanio.

El río Jerte sale del valle a través de un agreste desfiladero. Aquí los canchos de granito se mezclan con acebuches, fresnos y alcornoques, hogar de pájaros escasos como carraca, collalba negra, picogordo y curruca mirlona. Luego el Jerte se desliza suave hacia el Alagón entre choperas y regadíos, en un espacio llano de uso agrícola. En la carretera a San Gil, algunas charcas se llenan de patos en días de invierno. Pero es entre Valdeobispo y Galisteo donde persisten algunas lagunas naturales, hoy día muy modificadas. En algún caso son ahora arrozales. Por estos humedales pasan miles de aves acuáticas durante la migración, entre ellas la garceta común, aguja colinegra, agachadiza común, avefría, cigüeñuela, el exótico bengalí rojo e incluso el rosado flamenco.

PROBLEMITICA AMBIENTAL

Valcorchero mantiene un excelente grado de conservación. Es un magnífico y centenario alcornocal con una variada flora y fauna. No obstante, un proyecto altamente especulativo planea construir una urbanización y un campo de golf. Una plataforma ciudadana ha solicitado que Valcorchero-Sierra del Gordo sea declarado Paisaje Protegido.

Plasencia se enfrenta a la construcción de autovías y ferrocarriles: el tramo de la autovía de la Plata está sin decidir, pero puede afectar al desfiladero del Jerte y algunos humedales, mientras que la autovía Navalmoral-Plasencia afectará dehesas del norte de Monfragüe. El tren de alta velocidad causaría el menor impacto discurriendo paralelo a las autovías citadas.