"Antropólogo de formación, diseñador gráfico de profesión, poeta y artista de vocación, además quiere llegar a mago". Es la definición de Rodolfo Franco en algunas webs, pero solo una aproximación a la polipatética --según su acepción-- personalidad de este extremeño adoptivo nacido en Brasil, de padres españoles. El hizo el camino inverso hace 21 años y primero vivió entre Madrid y Lisboa hasta que decidió quedarse en el medio, en Mérida. Ahora presenta su último libro: ´Almanak´.

--Encantada, Don Forro Flaco...

--Gracias, es el anagrama (palabra que resulta de la reordenación de las letras de otra) de mi nombre y forma parte de una amplia gama de juegos verbales que he querido estudiar. El ejemplo clásico es "Roldán=ladrón", por lo que los hebreos hubieran dicho que estaba predestinado. Yo llevo esa técnica a la barra del bar, por decirlo de alguna manera.

--Y encuentra perlas como "democracia=¡comerciada!".

--Sí, pero para encontrarlas hay que abrir muchas ostras.

--En otra dio con el nombre de la gira de presentación del ´Almanak´: ´Resistir Matanza Tour´.

--Sí, es un guiño --de nuevo como anagrama-- a la editorial, Aristas Martínez, una empresa joven, de Badajoz, que tiene resistir sus primeros años, que son difíciles en este mundo. Además, en esta gira ya hemos pasado por Madrid, Valencia, Huelva, Barcelona, Mérida, Badajoz y ahora vamos a México.

--En ella hace una gran actuación con palíndromos, poemas visuales... ¿De dónde tanta creatividad?

--Ya digo en el espectáculo que soy muy polipatético (ríe). Yo me siento poeta antes que todo, pero a la vez que intento hacer buenos versos, busco otros lenguajes. El poeta contemporáneo tiene muchos territorios por explorar y jugar con ellos.

--¿Por qué decidió traer tanto arte a Extremadura?

--Yo vivía en Madrid y tenía una vida mundana bastante amplia (actos en galerías, conciertos...) y cuando vine a Mérida, con un contrato como diseñador gráfico, la reducción de oferta cultural fue chocante. Pero empecé a invertir ese tiempo en trabajar y me di cuenta de que aquí se está muy bien. Me ha cundido mucho plantar en esta tierra fértil.

--Fértil y con ventajas, según usted.

--Claro, por ejemplo, aquí pude comprar un piso, mientras que en Madrid tenía que vivir en una plaza de garaje y pagarla en 40 años. El tendero me fía, cuando es necesario. Me encanta, y con internet, estás en todos sitios. Esta es mi casa, mi cuartel general, aquí planeo mis excursiones a territorio enemigo (ríe).

--Ahora ha concentrado sus esfuerzos en Almanak..

--En realidad, es un proyecto en el que llevo trabajando diez años, pero con varias cosas a la vez. Una temporada con la música (forma parte del grupo Comando Macondo), otra con los vídeos... Pero ha sido un proyecto muy creativo, que tenía ganas de publicar.

--¿Cómo lo definiría?

--Como un libro de poemas y chismes (anagramas, palíndromos, greguerías...). La idea es ofrecer un poemario, pero más allá, también es importante la presentación (como un calendario del 2064, un poco futurista) y donde he introducido una selección de lo mejor de mis creaciones en los últimos 10 años.

--¿Por qué el 2064?

--Es mi centenario (ríe). Yo quería que fuera un año bisiesto y que cuando caducara, nos pillara literalmente hechos polvo; y coincidió con mis 100 años. Y como el futuro es chino, hay todo un juego con esto en el libro y la actuación, una especie de futuro en el pasado, una paranoia particular.

--¿Una mínima máxima final?

--Una a voleo: "Lo mejor de viajar es volver a casa y dormir en tu cama de siempre" que, en mi caso, es extremeña. Otra que uso mucho es: "Poesía con vaselina entra", porque la poesía puede ser divertida y es lo que yo intento.