La maternidad subrogada levanta ampollas ya que es un tema que no deja indiferente a nadie. Y así ha quedado de manifiesto este fin de semana en Madrid. La feria Surrofair de promoción de los denominados vientres de alquiler indignó a decenas de organizaciones de mujeres y colectivos LGTB que protestaron ante el hotel donde se celebró el encuentro, después de que otro se negara a acogerlo. Hubo gritos e insultos entre los manifestantes y los que asistieron a la feria (la organización no ha ofrecido datos de asistencia).

«Perdí el útero y vengo aquí a informarme y después decidir», decía una de las asistentes. Y añadió: «Aquí no solamente hay parejas homosexuales, en mi caso perdí el útero después de un parto y quiero información para decidir si tengo otro mediante un vientre de alquiler, pero hay otros casos de mujeres a las que le pasó lo mismo que a mí, pero perdieron el bebé», cuenta. Otros reivindicaron que en España se «reconozca este derecho», que «no sea una mercadería, que sea dar una oportunidad a los padres que no pueden tener hijos y quizá también una oportunidad a una madre que sea madre ya y que quiera ceder el útero para poder engendrar un hijo».

En frente de estas opinios, los manifestantes en contra de la maternidad subrogada: «No compres bebé. No explotes mujeres», «No alquiles mujeres» o «Este lote se arrienda», fueron alguna de las consignas. Alicia Miyares, portavoz del movimiento No somos vasijas y de la Red Estatal contra el Alquiler de Vientres, calificó Surrofair de «feria de úteros» donde se está «comercializando» con el cuerpo de las mujeres y de los menores.

Cristina Simó, presidenta del Movimiento Democrático de Mujeres, señaló que «no se puede consentir» el «deseo de comprar hijos con la misma carga genética», por lo que nunca puede ser «un derecho».