UN NIÑO Británico de nueve meses que sufría graves daños cerebrales falleció ayer después de que los tribunales, en dos instancias, dictaminaran que lo mejor que se podía hacer era retirarle el sistema que lo mantenía vivo artificialmente, tal y como pedían los médicos. Los padres, que habían recurrido la decisión, comentaron: "Murió pacíficamente. Le echaremos mucho de menos". EFE