Si se busca en Google Matías el humilde aparece en segunda posición una referencia que lo califica así: "Un mito en la red". Y está en lo cierto. Matías Bibiloni, el mallorquín de 31 años que responde a ese apodo, aparece en 225.000 páginas de internet llenas de sus zafias bravuconadas y carreras ilegales de coches y motos. Ha sido así hasta que la policía lo ha cazado como cabecilla de un grupo de 15 locos del volante que organizaban competiciones con vehículos de hasta 500 caballos en las que cruzaban apuestas que llegaban a los mil euros. Los 15 han sido detenidos en Palma por conducción temeraria o suicida y pueden ser condenados a penas de cinco años. Les han requisado sus coches

El vicio de Matías de colgar sus hazañas en la red es lo que le ha llevado al calabozo. Una personalidad tan exhibicionista no podía pasar desapercibida a la Brigada de Investigación Tecnológica (BIT) de la Policía Nacional, especialmente después que el fiscal coordinador de Seguridad Vial, Bartolomé Vargas, ordenara en enero la búsqueda y captura de los que cuelgan sus temeridades en internet.

Una vez localizados los ordenadores de los que habían salido los vídeos, un juzgado de Palma, donde residen, autorizó escuchas telefónicas en las que se descubrió que se citaban como mínimo cada fin de semana para llevar a cabo carreras de un kilómetro de longitud en las que dos vehículos circulaban en paralelo a toda máquina. Las carreras, que solían reunir a un buen número de gente, cambiaban a menudo de escenario.

El parque móvil con el que contaban es impresionante: 12 coches deportivos de cilindradas superiores a 200 caballos y de precios que rondan los 36.000 euros. Pero la potencia de salida no era suficiente. Todos estaban trucados. Sus sistemas electrónicos había sido modificados para conseguir un incremento de potencia del 20%. La estrella era un Lamborghini Murciélago. Para detenerlos, los agentes se presentaron con coches camuflados y de paisano mezclados con la gente en la carrera del sábado. Los padres de los arrestados se sienten agradecidos.