El asesino del naipe ya tiene cara. La Delegación del Gobierno de Madrid hizo público ayer el retrato robot del psicópata criminal que en un mes y medio ha matado de un disparo a quemarropa a tres personas y ha provocado heridas a una cuarta en el extrarradio de la capital.

De momento, los 150 agentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil que se dedican en exclusiva a buscar al delincuente --que firma sus asesinatos arrojando una carta de copas-- tienen pocas pistas. Por eso, distribuyeron el retrato y pidieron a todos los ciudadanos que, en caso de haberlo visto, llamen al teléfono 900 128 062.

El dibujo de la cara del ´asesino del naipe´ --elaborado con un programa informático-- ha sido realizado gracias a la declaración de Anahid C., la mujer que iba con Eduardo S. cuando éste quedó herido tras recibir un tiro en la cara en la localidad de Tres Cantos el pasado 7 de marzo.

El retrato robot muestra un hombre de raza blanca y tez ligeramente morena, con una edad comprendida entre los 23 y los 28 años, de complexión delgada y atlética, aproximadamente 1,80 metros de estatura, pelo corto y revuelto, bigote, perilla y rostro ligeramente afilado.

"PRIORIDAD ABSOLUTA"

Las autoridades se han marcado como "prioridad absoluta" arrestar al asesino del naipe antes de que cometa otro crimen y arroje el cinco de copas (de momento, ya ha dejado el as, el dos, el tres y el cuatro). Sin embargo, el caso es muy complicado porque no existe móvil aparente y porque las víctimas parecen escogidas al azar.

La cadena SER reveló ayer que el tres y el cuatro de copas pertenecen a la misma baraja, mientras que el as forma parte de otro taco. Además, fuentes de la investigación aseguraron que los crímenes fueron realizados con una pistola del calibre 7,62 y munición de la marca Tocarev. La policía no descarta la posibilidad de que otros dos asesinatos cometidos en enero y febrero --también con víctimas supuestamente elegidas al azar-- estén relacionados con el hombre más buscado de Madrid. El cerco parece estrecharse, pero el final aún no se vislumbra.