Difícil de hallar, de comprar, y con un valor en el mercado que multiplica el precio del hachís tradicional por todos los euros que el comprador esté dispuesto a pagar. Por un kilo de resina de hachís, los traficantes pueden llegar a entregar hasta 6.000 euros y más. Ahora mismo, en las calles de Barcelona o de cualquier otra gran ciudad de Cataluña es casi imposible encontrar esta droga. Y la escasez de hachís es tal que por piezas de siete gramos de chocolate considerado bueno se están pagando entre 40 y 50 euros. Pues bien, la Policía Nacional se ha incautado de 185 kilos de resina de hachís de una banda de marroquís y españoles que distribuían en el Baix Llobregat.

La investigación, realizada por la comisaría de policía de Viladecans y el grupo II de estupefacientes de la Policía Nacional, se inició tras tener conocimiento de que varios bares y locutorios de este municipio se utilizaban como escenario para el trapicheo de hachís y cocaína. Aunque, en alguna ocasión, estos pequeños vendedores cerraban alguna transacción de droga de más calado.

De momento, ya hay 10 detenidos, de marroquís y españoles, aunque falta por arrestar al que sería el principal cerebro de la organización y encargado de trasladar la droga de Marruecos a CataluÑA. Todos salvo dos mujeres han ingresado en prisión. La resina de hachís, de procedencia paquistaní, fue intervenida en dos tandas.