TAtmnistía Internacional ha publicado un informe en el que se examina el compromiso con la defensa de los derechos humanos expresado por el Gobierno de Zapatero en su programa electoral. Una de las primeras conclusiones es que la defensa de tales derechos no es un aspecto visible y relevante en la agenda política de las relaciones de España con países de su área de influencia como Marruecos, Colombia, Cuba o Guinea Ecuatorial, al tiempo que esos mismos derechos son obviados en las relaciones con Estados Unidos, China o Rusia. Sí se señala como aspecto muy positivo la presencia de los derechos humanos como elemento del discurso sobre política exterior y el apoyo a la legalidad internacional en el marco de la ONU, así como su postura contra el terrorismo vinculada al respeto por las libertades de las personas o la lucha contra la pobreza. Entre la cal y la arena, AI percibe falta de coherencia entre los compromisos grandilocuentes y su reflejo en algunos ámbitos de la política interior, como la educación o la política de inmigración y asilo. Por otro lado, se lamenta la débil condena al mayor ataque al sistema universal de derechos humanos, esa llamada guerra contra el terror de EEUU y el Reino Unido que supone un recorte de libertades y tratos inhumanos. Zapatero se acerca a la mitad de su legislatura y demuestra buenas intenciones, pero una ligera falta de aplicación en algunas tareas. La política de gestos debería tener fecha de caducidad porque la gravedad de los asuntos en juego requiere acciones más profundas.