El aire es irrespirable en Moscú debido al humo procedente de los incendios. Después de varios días, la contaminación por monóxido de carbono y el calor han llegado a tales extremos que la gente ha comenzado a desmayarse en sus casas y en lugares públicos. Según el Departamento de Protección Ambiental del Ayuntamiento de Moscú, la concentración de sustancias tóxicas en la atmósfera era ayer siete veces superior al nivel máximo permitido por las autoridades sanitarias.

Las calles moscovitas se han quedado vacías y solo unos pocos se atrevieron ayer a desafiar el espeso manto de humo protegiéndose con mascarillas. "Nos estamos ahogando. ¿Podemos venir?", escriben en mensajes SMS los habitantes de los barrios más contaminados, en el sur y sureste de Moscú, a sus familiares y amigos que tienen aire acondicionado en casa.

Pero incluso así, con refrigeración y con las ventanas cerradas, la vida se hace a cada momento más difícil. Cuando no estropea los aparatos de refrigeración, el humo se empieza a colar por las juntas de puertas y ventanas. El olor a quemado se empieza a hacer insoportable y los ojos no dejan de lagrimear.

Este deprimente panorama se presenta aun más horroroso a causa de casi nula visibilidad. La nube de humo no se mueve y cada minuto parece más densa.

Los meteorólogos pronostican que el humo, que ya alcanza estaciones de metro, establecimientos públicos y centros comerciales, persistirá al menos hasta el miércoles. Ante tal perspectiva, las embajadas de Alemania, Austria, Polonia y Canadá anunciaron la evacuación de parte de su personal.