Por cuarto año consecutivo, la Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA) ha dado a conocer su palabra del año, elegida entre aquellos términos que han marcado la actualidad informativa del 2016 y tienen, además, interés desde el punto de vista lingüístico. La palabra es populismo.

Tras elegir escrache en el 2013, selfi en el 2014 y refugiado en 2015, el equipo de la fundación ha optado en esta ocasión por populismo, una palabra originalmente neutra, pero que se ha ido cargando de connotaciones hasta convertirse en un arma en el debate político.

«Parecía claro que en un año tan político como este, con acontecimientos de importancia global como el brexit, la victoria de Donald Trump y los procesos electorales y plebiscitarios en América y España, la palabra del año de Fundéu tenía que venir de ese ámbito», explica el coordinador general de la fundación, Javier Lascuráin. De hecho, varias de las 12 candidatas que se anunciaron hace unos días estaban relacionadas con la política: sorpaso, abstenciocracia, posverdad y la ganadora, populismo.

«Finalmente, nos hemos decidido por populismo, que ya lleva algún tiempo en el centro del debate político y que desde el punto de vista lingüístico está viviendo un proceso de ampliación y cambio de significado, cargándose de connotaciones a menudo negativas», señala Lascuráin. Esa evolución, «que no es nueva pero que posiblemente se ha acelerado en los últimos tiempos», parte de un uso neutro de las palabras populismo y populista que tuvieron durante un tiempo significados próximos a popular.

«A lo largo de los últimos meses, hemos recibido muchas consultas sobre el significado real de populismo, ya que parece evidente que el uso que se le da en los medios y en el debate político va más allá de la simple defensa de los intereses populares que mencionan, con distintos matices, la mayoría de los diccionarios», añade. «Ese es uno de sus sentidos, aunque seguramente el que menos se use en la actualidad. También hay quienes prefieren definirlo como la tendencia política que pretende devolver el poder a las masas populares frente a las élites».

Visión negativa

No obstante, en los medios de comunicación parece estar imponiéndose una visión negativa del término, que suele aplicarse «a políticos de todas las ideologías pero que tienen en común la apelación emotiva al ciudadano y la oferta de soluciones simples a problemas complejos», explica el coordinador de la Fundéu BBVA.

El interés de esa evolución, de ese proceso que algunos lingüistas denominan relexicalización y que «está ocurriendo cada día ante nuestros ojos en los medios de comunicación», es lo que ha propiciado la elección de populismo.

Antes de dar a conocer la decisión final, la fundación publicó una lista de 12 palabras en la que, además de palabras del ámbito de la política, figuraban otras como youtubero -la adaptación propuesta del anglicismo youtuber-, y ningufonear, alternativa al inglés phubbing que define la actitud de quien solo presta atención a su dispositivo móvil y desatiende a quien tiene delante.

Otras finalistas comparten el hecho de que sus significados se han ampliado a través del uso que hacen de ellas los hablantes, como bizarro, cuñadismo y vendehumos. Completaban la lista LGTBfobia, papilomavirus y videoarbitraje.