El Ministerio de Fomento y Spanair protagonizaron ayer un nuevo episodio en las tensas relaciones que han mantenido desde que el pasado día 20 un avión de la compañía se estrelló y causó la muerte de 154 personas. La pugna gira esta vez en torno a si se comunicó o no oficialmente la posibilidad de cambiar de avión cuando ese día el piloto detectó una anomalía que le obligó a ir a las naves de mantenimiento.

La trifulca se inició el viernes en el Congreso cuando la ministra de Fomento relató que la compañía comunicó a Barajas la posibilidad de cambiar de avión tras la avería. Magdalena Alvarez no había acabado de hablar cuando un portavoz de Spanair matizó que la compañía siempre evalúa si hay aviones de repuesto. Y ayer por la mañana, al ver que la prensa hacía buena la tesis de Alvarez de un posible cambio de avión, un portavoz de Spanair aseguró por escrito que en ningún momento se indicó ese día que la intención fuera sustituir el avión. La nota no había llegado a los medios de comunicación cuando Aena amenazó con difundir las grabaciones entre Spanair y el aeropuerto en las que la compañía informa del posible cambio de la aeronave.

Anoche, los portavoces de Spanair no habían hecho uso de su turno de réplica. Lo cierto es que el incidente enturbia una relación entre el ministerio y la compañía que empezó mal desde el primer momento. Eso sí, cabe resaltar que la complicada situación económica de Spanair, a la que algunos no dudaron en hacer referencia a las pocas horas del siniestro, no ha servido en ningún momento al Gobierno para apuntar con el dedo acusador al propietario de la nave. Al contrario. Tanto el director de Aviación Civil, Manuel Bautista, como la ministra ayer aseguraron que, con o sin crisis, los aviones de Spanair estaban bien y habían respondido correctamente a todas las inspecciones, tanto las programadas como las no anunciadas.

Eso sí, en los primeros momentos el Gobierno no dudó en criticar el desconcierto que reinó en Spanair en las primeras horas que transcurrieron tras la catástrofe en Barajas. Cuando tardaron más de lo necesario en facilitar la lista de pasajeros y cuando desorientaron innecesariamente a las familias sin datos de lo que había sucedido con el MD-82.

Tras unos días de calma, propiciada porque la atención se trasladó a los detalles de la investigación, el viernes los responsables de Spanair debieron de saltar de sus butacas cuando escucharon a la ministra. Sintieron que les acusaba y respondieron. Pero la réplica de Aena ha sido demoledora y han optado por callar. La polémica está servida y ha permitido que durante estos dos días no se hable de placas de reversa y sensores de temperatura.