El vertiginoso descenso de muertes en la carretera --32% en cuatro años-- anunciado el miércoles pasado como balance de la legislatura por el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, desencadenó ayer dos reacciones opuestas. Algunas asociaciones de defensa de los conductores, haciendo frente común con el PP, intentaron restar mérito a la política de mano dura con los infractores practicada por el actual Ejecutivo. Mientras, los colectivos de víctimas del tráfico se aliaron con el Gobierno celebrando la buena nueva como una señal de que es posible erradicar en el futuro la lacra de los accidentes en las vías.

El debate no es baladí. En él se juega la continuidad de una política de seguridad vial que ha salvado 3.500 vidas desde el 2004. Como pone de relieve el espot que la DGT ha lanzado para agradecer a los conductores su "comportamiento responsable", la pregunta es "¿Seguimos?"

El PP no parece estar por la labor. Su portavoz de Libertades Públicas, Ignacio Astarloa, aseguró que el descenso de víctimas se debe a las políticas que su partido adoptó en el pasada legislatura y que las del Ejecutivo han sido "insuficientes" ante la cifra "tremenda de muertes". El diputado especializado en Seguridad Vial, Federico Souvirón, habló de "fracaso del carnet por puntos", obviando que ha ahorrado un mínimo de 531 muertes.

INICIATIVAS TEMPORALES Tampoco parece estar por la labor el RACE. Hasta hace un tiempo había mantenido una actitud más equilibrada, pero ayer emitió una nota oficial en la que considera que la reducción de fallecidos "no se debe en su mayoría ni al carnet por puntos ni al Código Penal, sino a la conducta de los propios automovilistas y de la seguridad de los vehículos". El club considera que las dos grandes iniciativas del actual Gobierno son meramente "temporales" y ahora se vive solo de su "efecto mediático" sic.

Menos sorprendente fue la reacción de la Asociación Europea de Automovilistas (AEA), cuyo presidente se ha distinguido como feroz opositor a cualquier medida de las adoptadas por la DGT. Esta vez se agarró a que el Ejecutivo no ha cumplido el objetivo marcado por su plan estratégico de rebajar las víctimas el 40%. El documento, sin embargo, fija para este objetivo el 2008 y llegar al 32% en el 2007 no parece un mal augurio.

Entre la filas del Gobierno ha sorprendido sobre todo el feroz ataque del PP, un partido que, en opinión del ministro Rubalcaba, lo que mejor podría hacer es "callarse" porque durante sus dos legislaturas "cada año se mataron 4.000 personas sin que hiciera nada para evitarlo".

El análisis que se hace desde el Ejecutivo es que un sector del PP se propone capitalizar electoralmente el malestar de los que se sienten hostigados por el Gobierno animados por AEA y RACE.