TEtsta noche voy al Gran Teatro a escuchar a María Dolores Pradera y hace 15 días acudí al espectáculo de Albert Pla y de su acompañante desnuda. No sé si tanto eclecticismo y tanta mezcla son buenos, pero yo me lo paso bien y eso me basta. Entretenerme con Juanjo Menéndez al lado de Saponi y en la sacrosanta compañía de mi amada suegra y disfrutar después de La Fura dels Baus rodeado de alternativos que se quedaban en pelotas sin ningún reparo no sé si me cataloga como persona curiosa o como cantamañanas sin criterio.

Lo cierto es que me lo paso bien en Cáceres: dicen que esto es un supino aburrimiento provinciano, pero yo no paro. Cuando salen los programas del Gran Teatro, subrayo lo que me gusta, voy al cajero, saco dinero y compro espectáculos sin parar. En mi mesilla de noche tengo entradas para la Pradera con Farah María y Lewis Trío , el festival irlandés, el Romancero Gitano , Labordeta, La cena de los idiotas , el recital de guitarra del festival flamenco y La Botika . Con lo de Albert Pla, suman 66 euros por ocho espectáculos, cuando por ese dinero podría asistir como mucho a tres actuaciones en Bilbao o Murcia. Sin contar los conciertos de la OEX, que con el abono, salen a seis euros, los más baratos de España (escuchar a la soprano María Orán por mil pelas es un lujo, o mejor, un milagro). Súmese Raimundo Amador, Blanca Marsillach, ballet de Kiev, ciclos gratis de cine en la filmoteca y de cabaret en pubs y salas... Todo en mes y medio. ¿Quién decía que esto era un aburrimiento provinciano?