TStsegún el periodista de The Washington Post , Peter Baker , desde hace algún tiempo, George Bush convoca periódicamente al Despacho Oval de la Casa Blanca a pequeños grupos de intelectuales con los que trata de reflexionar sobre cuestiones como "¿Cuál es la naturaleza del bien y el mal en el mundo después del 11 de septiembre? ¿Cómo juzgará la historia lo que hemos hecho? ¿Por qué el resto del mundo parece odiar a Estados Unidos? ¿O solo me odian a mí?".

Hace unos días, un estudiante de la Universidad de Buenos Aires, con objeto de conocer la perspectiva de distintos intelectuales en todo el mundo, escribió a un autor venezolano Daniel Centeno , escritor, periodista y profesor universitario, para hacerle una pregunta similar, "¿cómo cree que recordará la historia a Bush?". Centeno le respondió que si él fuese Bush "no preguntaría cómo me recordará la gente, sino todo lo contrario: cómo me olvidará. Con los resultados obtenidos utilizaría toda la maquinaria de USA para aplicar los procedimientos menos dolorosos para alcanzar ese fin humanitario. Así sólo podríamos quedarnos con la visión risible de Bush y, con el tiempo, de él se hará un personaje de Los Simpsons (en la escena pop) y un personaje impoluto (en la escena real), como lo fueron y son ahora Nixon y Carter ".

Ojalá pudiese hacerse tal cosa, el problema será cómo olvidar Irak, Guantánamo, el muro de la frontera con México, el desprecio a la Convención de Ginebra, a las resoluciones de la ONU, al Protocolo de Kyoto, y tantas otras aberraciones por las que pasará a la historia.