El fornido actor Arnold Schwarzenegger (en la foto, la semana pasada en el sur de California) debió de pensar, cuando se metió de cabeza en la carrera por el puesto de gobernador de California, que tenía un gran futuro por delante. Sin embargo, Terminator no pensó que su pasado podría llenar de baches el paseo triunfal. Las referencias al consumo de drogas y a la participación en orgías han salpicado su reputación. A esta indiscreción se suma el recordatorio al pasado nazi del padre del actor.

Para perplejidad de los votantes republicanos más conservadores, el número de esta semana de la revista The Hollywood Reporter ha refrescado ese pasado de sexo y drogas, que corresponde a los años de culturismo del actor. Acababa de llegar de Austria, apenas hablaba inglés e intentaba darse a conocer mediante el filme documental Pumping Iron, una loa al músculo.

Lanzando pelotas fuera, Arnold Schwarzenegger ha recibido este recordatorio de su pasado advirtiendo a sus posibles votantes de que nunca vivió su vida "para ser un político".