El máximo responsable de prisiones de la Generalitat, Albert Batlle, atribuyó ayer a "un mal diagnóstico sanitario" el hecho de que Fernando Sánchez Medina, el presunto autor de la muerte de los tres joyeros de Castelldefels, consiguiera la libertad condicional en 1992 por "enfermedad grave con padecimientos incurables". Trece años más tarde, el delincuente acabó, presuntamente, con las vidas del matrimonio Royo y uno de sus hijos.

Sánchez Medina, de 37 años, y su sobrino Juan Antonio Sánchez, de 20, ingresaron ayer en prisión por orden de la juez de Gav , que les imputó tres delitos de homicidio y uno de robo con violencia a cada uno. El primero, señalado por la policía como presunto autor material de los tres homicidios, se negó a declarar ante la juez, igual que ante la policía.

Su sobrino se declaró inocente de los tres homicidios y del robo. Fuentes judiciales explicaron que el menor aseguró que no había entrado en ningún momento a la joyería y que, por tanto, no sabía nada de las intenciones de su tío. El mayor mató a otro comerciante en 1987.