Este fin de semana es el primero de los últimos ocho meses en el que no trabajan voluntarios en las playas gallegas. Al menos, gestionados por la Xunta, ya que este organismo ha decidido asumir la decisión del Ministerio de Medio Ambiente de cerrar las oficinas de coordinación de voluntariado. El Ejecutivo justifica la decisión porque lo que queda por limpiar es tarea para profesionales. El Gobierno gallego, sin embargo, se reserva la posibilidad de reabrir de nuevo este servicio si se producen nuevas llegadas de fuel.

En todos estos meses, casi la mitad de los voluntarios que trabajaron en el litoral gallego procedieron de la propia comunidad. Del 51% restante, Madrid aportó un 12,7%; Andalucía, 9%; Valencia, 5,54%; Castilla-León, 4,98%, y la comunidad catalana, 4,51%. Tan sólo el 1,1% llegó desde países extranjeros como Eslovenia, Bélgica, Francia y Japón, según un estudio de la Xunta gallega. La pesca es otro de los sectores que parece que se han recuperado satisfactoriamente tras la tragedia. El Gobierno ha hecho público un informe en el que constata que se puede pescar ya en todo el caladero tanto atlántico como cantábrico, y sólo hay algunas limitaciones en materia de marisqueo en zonas muy concretas de Galicia, Asturias y el País Vasco.