El príncipe Felipe cumplió ayer como un buen novio y se encontró por primera vez con los abuelos paternos de Letizia Ortiz (los cuatro, en la foto izquierda) en localidad de Sardeu, a unos cinco kilómetros de Ribadesella, en Asturias. Pero a diferencia de lo que sucede con los prometidos convencionales en su primer enfrentamiento con la familia ajena, Felipe no se presentó ante la casona de José Luiz Ortiz y Menchu Alvarez del Valle cohibido y con discreción, puesto que lo aguardaban medio centenar de vecinos y una decena de periodistas.

Conduciendo un BMW gris metalizado, el Príncipe llegó pasadas las 11.30 de la mañana a la casa de los abuelos, de nombre La Arquera , donde se reunió con su novia, que se había desplazado el viernes, con su hermana Telma, hasta la casa para visitar a su abuelo convaleciente. José Luiz Ortiz estuvo diez días hospitalizado en el Instituto Nacional de Silicosis de Oviedo por una dolencia pulmonar.

Tras pasar un rato con los abuelos, la pareja salió de la casona para permitir unas instantáneas a los fotógrafos. Dispuestos a todo, Felipe y Letizia incluso aceptaron de buen grado posar con un cazautógrafos (en la foto superior derecha, el Príncipe fotografía a Letizia con un espontáneo). El más díscolo fue el perrito de la abuela Menchu, que saltándose el protocolo, se acercó a oler los pies del Príncipe, un desconocido para él. Después de comer, Felipe y Letizia salieron de La Arquera en dirección al aeropuerto para volar hacia Madrid.