Madrugada de ayer. Nos vamos de safari a puerto Portals, lugar de bares y restaurantes en el que a los habituales se les reconoce porque casi todo les parece "fenomenal" ("ideal" también funciona) y porque hombres y mujeres parece que vayan al mismo estilista, peluquero, odontólogo y dietista. La primera bienvenida la da Carlos Moyá, que desea noches de gloria --aunque con "precauciones"-- a unos espontáneos que se le acercan. Hay fuertes medidas de seguridad. Tras una minuciosa observación de campo, se divisa el bombazo: Felipe y Letizia se despiden de Mallorca con un superfiestón en un yate.

INVITACION Y DNI El barco, atracado junto a la gasolinera del pantalán, debe de estar provocando el aquí no hay quien duerma entre el ilustre vecindario, en el que moran yates como el Pitina, de Florentino Pérez, y el Plis-play, de Juncal Rivero. Pasadas las dos de la mañana, en cubierta sigue el estruendo. Y los cánticos, porque los regatistas --además de polos y bermudas-- también tienen su ardor guerrero.

La entrada es imposible, si uno no tiene arrojo de polizón ni es un entusiasta del periodismo bonzo. Los agentes de seguridad ponen el acceso a la altura de Fort Knox (la reserva del oro norteamericana). "Piden la invitación y el DNI", murmulla un topo local. Así que media vuelta y nos vamos.

La noche que sigue a las regatas, Palma es una fiesta. Y uno puede toparse tanto con los Príncipes en Portals como con la infanta Cristina, Iñaki Urdangarín y la tripulación del Azur de Puig aliviando entre copas su puesto número 12. Esta visión tiene lugar en el local Mar Salada, nombre muy conjuntado con el espíritu regata.

Antes de los bailes de los regatistas, la fiesta empieza a las nueve de la noche en el Club Náutico, donde se entregan los premios de la Copa del Rey- Agua Brava. Tanta gente ha pasado por los arcos antimetales que --por primera vez-- se han instalado que hay quien está dispuesto a subirse a donde sea para ver el beso --casto como los de la Almudena-- que se dan Letizia y el Príncipe cuando éste, patrón del CAM, recoge el tercer premio de la regata (en la foto superior izquierda).

El Rey, que ha quedado cuarto, da muestras de talante pre-Zapatero cuando, al entregar el primer premio, hace un amago de esconder el trofeo (en la foto inferior, los Reyes y la infanta Cristina, con los ganadores; y en la foto superior derecha, Urdangarín con su hijo Juan a hombros). Mientras, la Reina y Letizia vuelven a impartir su recital de buena sintonía. El acto también sirve para comprobar que al presidente balear, Jaume Matas, no se le ha agriado el bronceado con el caso Rasputín, y que las consejeras de Asuntos Sociales del PP están todas modeladas por el estilo de Ana Botella. La de Palma, por ejemplo, lleva bolso de Carolina Herrera y gafas de Dolce & Gabbana.