Los soldados y presos de Tailandia se incorporaron ayer, ante la falta de voluntarios, a la tarea de matar a millones de aves para intentar frenar la expansión de la llamada gripe del pollo , que han contraído al menos ya dos tailandeses.

De esta forma, cerca de medio millar de efectivos del Ejército del Aire y un centenar de presidiarios han sido desplegados en Suphan Bhuri, uno de los focos de la epizootia, para sacrificar a todas la aves de unas 400 granjas de la provincia, situada al noroeste de Bangkok.

"Tenemos que eliminar todos los pollos lo antes posible, y tenemos problemas para encontrar trabajadores dispuestos a llevar a cabo la faena", dijo el viceministro de Agricultura, Newin Chipchob.

El Ministerio de Agricultura afirma que hasta ahora han sido sacrificadas más de siete millones de aves en un esfuerzo de contener la gripe del pollo , que afecta ya a seis países asiáticos.

La enfermedad ha causado seis muertes en Vietnam desde que fue detectada en diciembre pasado, mientras que Tailandia ha confirmado dos casos positivos en humanos, y otros cuatro potenciales sobre los que se aguardan los resultados de los análisis.

En Tailandia, cuarto mayor exportador mundial de pollo, la gripe aviar se ha extendido por 24 provincias, aunque es en la de Suphan Bhuri, sede de la industria a avícola, donde los efectos están siendo devastadores.

Los equipos de exterminación, provistos de máscaras, botas y otra parafernalia para la protección, meten las aves en sacos de plástico, en los que muchas mueren asfixiadas, que luego arrojan al fuego.