Tras revelar que Diana tuvo un romance con John John Kennedy y que probó la cocaína, la astróloga de la princesa, Simone Simmons, ha vuelto a salir de su gabinete. Según relata la curandera en el libro Diana: the last word --cuyo contenido distribuye el diario The Sun por entregas--, la casa real británica ordenó que se practicase una prueba de ADN al príncipe en 1995, cuando tenía 11 años. Y el resultado fue que el niño es hijo del príncipe Carlos y no del oficial del Ejército James Hewitt. Según la autoproclamada amiga de Diana, la princesa se disgustó al saber que la reina exigía los análisis.

En 1995, cuando presuntamente se practicaron los análisis, los rumores de que Hewitt podía ser el padre de Enrique no sólo eran tema de conversación en el pub. Ese año, Diana confesó que ella y Hewitt habían sido amantes en la BBC.

Las tres revelaciones de Simmons se han digerido en el Reino Unido entre la preocupación y el chiste. La circunspecta BBC cuestiona si se puede publicar información de este cariz sobre personas que ya han muerto y que, por tanto, no pueden rebatirlas en los tribunales. El Daily Mail, más chistoso, pone dinamita bajo el relato de la bruja limitándose a explicar algunos detalles de su biografía.

Pero lo más significativo es que la bruja ya publicó un libro sobre la vida íntima de la princesa a los 15 meses de su muerte. En él, revelaba episodios como el romance de Diana con el médico indio Hasnat Khan y la herida que se infligió con un tenedor cuando otro amante la dejó. Entonces no recordó ni su idilio con John John ni las pruebas de ADN. Su cartilla de ahorros habrá agradecido ahora esta recuperación súbita de la memoria.

MODA DE EVASION Sólo le falta tener su propia línea de ropa para disputarle a Jennifer López el título de la latina más polifacética. Mientras, Penélope Cruz presta su imagen a la línea de ropa femenina del rapero P. Diddy. En las fotografías del catálogo, que firma Peter Lindbergh, la pareja huye de los paparazzi por las calles de Nueva York.

IMAGEN A SALVO La revista Paris Match fue condenada ayer por la justicia francesa por atentar contra la intimidad y el derecho a la imagen de Alberto de Mónaco, a raíz de la publicación de un reportaje sobre un presunto hijo secreto del príncipe. La sentencia condena a la editora de Paris Match, Hachette Filipacchi, a pagar 50.000 euros a Alberto Grimaldi en calidad de perjuicio moral, y otros 4.000 euros por gastos. Además, la Corte ordena a la revista publicar la sentencia íntegra en su portada bajo el título Condena judicial de ´Paris Match´ a petición de Alberto II de Mónaco en caracteres rojos de 1,5 centímetros. "El papel de Alberto de soberano no le priva del derecho al respeto de su vida privada y su imagen frente a simples rumores sobre el estado civil de un niño", dice el fallo.