Unos 290 millones personas de países mediterráneos tendrán, según la ONU, un acceso limitado al agua en el 2025, una situación que puede generar conflictos sociales y territoriales y que la Unión para el Mediterráneo quiere evitar con una estrategia global que garantice el suministro de este recurso.

Representantes de 43 países mediterráneos se reunieron ayer en Barcelona para aprobar este documento, que pretende garantizar el agua a las poblaciones de toda la cuenca, en un momento de expansión demográfica y en el que los efectos del cambio climático se hacen notar.

Para ello prevé, entre otros retos, impulsar hasta 2025 un ahorro de un 25% del agua global sobre lo que consumía en 2005. Esta estrategia conjunta, que se quiere sacar adelante, será el primer gran reto de la recién creada Unión para el Mediterráneo, aunque las negociaciones encuentran algún escollo político.

En concreto, la delegación israelí se opone a que se haga referencia a los territorios ocupados cuando se habla del alcance de los compromisos que incluirá la estrategia.