La industria del cine en España apenas consiguió un ligero repunte en el 2003. Los datos dibujan un panorama de estancamiento respecto al 2002, que algunos califican de transición, si este año se despejan los nubarrones que acechan a la financiación.

El año pasado apenas subió la recaudación. De 85 millones de euros en el 2002 se pasó a poco más de 86. Este estancamiento se transforma en un dato negativo cuando se observa que, en el 2003, los ingresos en taquilla de todo el cine exhibido bajaron el 3,9%, al pasar de 625 a 601 millones de euros.

Si los ingresos de las productoras no aumentan en las salas, se acentúa uno de los males endémicos del cine español. Esto dificulta las posibilidades de comercialización en el país y la apertura a los mercados internacionales. Vinculada la recaudación a la asistencia a las salas, el clima de recesión depende de que coincidan títulos que hagan que la taquilla funcione. Además, el precio de la entrada no ha dejado de aumentar en los últimos cuatro años por encima de la inflación.

Otro dato significativo es que el 77% de la recaudación se concentró en 10 películas. Según el informe de la Academia de Cine, "cada vez más son menos los que se llevan más". El informe diagnostica un "momento delicado" para la producción, y cita dos causas: los pagos pendientes de las películas realizadas el año anterior y el parón inversor de las cadenas de televisiones en ese año. La crisis en la colaboración entre cine y TV se destaca con la congelación de la obligatoriedad que tienen las cadenas de invertir el 5% de sus ingresos.