La nueva definición que el Gobierno ha aplicado al yogur para permitir que utilicen ese nombre los postres lácteos que no contienen bacterias vivas está confundiendo a los consumidores, asegura la Asociación Española de Fabricantes de Yogur (AEFY) y el Gobierno catalán. El cambio de composición de lo que históricamente ha sido un yogur, admitido para los productos que ahora se anuncian como "yogures pasteurizados después de la fermentación" supone un "engaño" para los ciudadanos, señaló el consejero de Agricultura catalán, Josep Grau, que ha pedido a su principal productor, Leche Pascual, "que no mienta" al dar publicidad a sus preparados.

Esta modificación fue publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE) en junio del 2002, tras un largo contencioso que enfrentó a los fabricantes de yogur tradicional, Danone y Nestlé, con quienes defendían que los postres lácteos sometidos a las altas temperaturas de la pasteurización debían llamarse también yogur. Estos últimos, representados por el grupo Leche Pascual, con sede en Burgos, lograron el respaldo del Gobierno.

Desde entonces, los productos que antes se anunciaban como postres lácteos, que no contienen bacterias vivas, no precisan frío para su conservación y tienen un periodo de validez nutritiva de hasta tres meses. Además, se llaman también yogur, aunque deben añadir el adjetivo "pasteurizado después de la fermentación".