"Mi mayor problema es explicarle ahora a mi hijo por qué no puede comulgar como los demás", lamentó ayer María José Martín, madre de un niño celiaco de 8 años al que la diócesis de Huesca le prohíbe tomar una hostia sin gluten en su primera comunión, que se celebrará en mayo. "Esta situación nos está provocando incluso una crisis de fe. Me pregunto qué le estoy inculcando a mis hijos cuando es la Iglesia la que nos está dejando de lado", añade.

En el 2003, la Conferencia Episcopal permitió que los celiacos, que sufren intolerancia al gluten, pudieran comulgar bajo una sola especie, el vino, para evitar la alergia que pudieran sufrir al ingerir las hostias, que contienen esta proteína del trigo. Sin embargo, los padres del niño se niegan a que este tome alcohol, así que propusieron a la Diócesis de Huesca cambiar el vino por mosto, pero esta dijo que no por segunda vez. Según el vicario José Antonio Satué, para la Iglesia hay cosas "muy, muy sagradas, como los sacramentos", cuyas disposiciones no pueden cambiar ellos. La Asociación Nacional de Celiacos envió hace tiempo una carta al Vaticano haciéndose eco de la situación de miles de fieles.