La ley de calidad elaborada durante el mandato de la anterior ministra de Educación, Pilar del Castillo, obligaba al alumnado de la ESO que finalizaba el curso con tres suspensos a repetir curso. La posibilidad de mantener esa exigencia en la nueva ley ha sido definitivamente abandonada y la norma dejará la decisión en manos de las juntas de profesorado, que valorarán la conveniencia de que el estudiante promocione o no.

Los detractores de este sistema argumentan que, al igual que ocurría con la Logse, esta fórmula favorece en la práctica la promoción automática, pero los obstáculos con los que ha venido tropezando la posibilidad de repetir son más bien de índole económica. La existencia de grupos de repetidores conlleva habilitar espacios en los centros y contar con más profesorado, una exigencia a menudo reñida con las estrecheces presupuestarias. En cualquier caso, sólo será posible una repetición en primaria y dos en secundaria.

Educación se propone, asimismo, potenciar la diversificación curricular a partir de primero de ESO, creando agrupaciones flexibles de alumnos con el fin de reforzar la enseñanza de contenidos de Matemáticas y Lengua.