CATORCE FAMILIAS de niñas que sufren efectos secundarios tras recibir la vacuna del papiloma humano (VPH) han decido luchar juntas para lograr que las autoridades sanitarias paralicen la aplicación de la vacuna hasta que esta sea completamente segura.

Padres y madres de Madrid, Sevilla y Alicante crearon ayer en Valencia una asociación con el fin de evitar que otras familias sufran. Raquel, la primera niña afectada por la vacuna, que fue ingresada en la uci del Clínico de Valencia, aún va en silla de ruedas, remarcaba su padre, Juan Domínguez. Marisol Aguado recordaba con ojos llorosos el día que se vacunó su hija, Celia: "Le dije que tenía mucha suerte, y ahora me pregunto qué le puse".